Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “Guido Westerwelle sólo pudo, al final, huír hacia delante y hacerse cargo de que su partido, el FDP, que dirige hace diez años, haya cosechado, con excepción de Hamburgo, una derrota tras la otra durante las elecciones provinciales de marzo. Luego de su victoria en los comicios presidenciales, los liberales alemanes están sumidos en una profunda crisis. (…) Lo que se le reprocha a Westerwelle como presidente del partido es que no haya aprovechado ese voto de confianza de los electores para que le fueran fieles al FDP a largo plazo. (..) Guido Westerwelle tampoco hizo buena figura en el cargo de ministro del Exterior, ya que también en ese puesto obtuvo críticas, y con razón. Ahora es tiempo de que se produzca un cambio generacional.”

“Aprender de Los Verdes”

Die Welt, de Berlín: “El Partido Liberal alemán (FDP) debería aprender del Partido Los Verdes. Sobre todo de la manera en que los Verdes actuaron durante los años 80. Si hubiesen perseguido a las mayorías como lo hace el FDP ahora, los Verdes habrían prometido una reducción de impuestos para los combustibles, la construcción de nuevas autopistas y más crecimiento económico. Pero, en lugar de eso, mantuvieron su curso con convicción, credibilidad y obstinación, y nadaron a conciencia contra la corriente. Al fin lograron, a pesar de las provocaciones de las que fueron objeto, o tal vez justamente gracias a ellas, transformarse en el tercer, por no decir en el segundo poder político del país.”

“Alemania no necesita otro partido socialdemócrata”

Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: “Nadie sabe qué sucederá con el FDP sin el líder de Renania-Westfalia que muchos medios alemanes han elegido como blanco de las críticas. La perspectiva de sus posibles sucesores no es muy prometedora. Philipp Rösler es simpático, pero el liberalismo ‘compasivo' y social que él representa seguramente no es lo que necesita el partido en este momento. Y Christian Lindner es un político con experiencia y un adepto a la economía de mercado, pero su propuesta de apagar para siempre las ocho centrales nucleares desconectadas delata que el populismo no le resulta ajeno. Al consenso político alemán le falta diversidad, pero seguramente no necesita otro partido socialdemócrata en el Parlamento, sino un grupo con un perfil definido que haga recordar a este país, adorador del Estado, que todavía hay ciudadanos con iniciativa, y que ahorrar no es lo mismo que aumentar impuestos.”

“Respetado, pero nunca querido”

Der Standard, de Viena: “Guido Westerwelle se mantuvo diez años al frente del FDP, un período con el que los otros líderes partidarios sólo pueden soñar. (…) A su mando, el FDP pasó por malos momentos, pero fue él quien condujo al partido hasta las cimas de un éxito hasta entonces desconocido. Es por eso que se lo respeta, pero nunca se lo ha querido, y las opiniones cambiaron rápidamente cuando, luego de las elecciones, Westerwelle no logró dar el salto para poder gobernar y dejar de ser oposición. (…) Ahora él mismo ha reconocido, mejor tarde que nunca, que su jefatura produjo en el Partido Liberal más daños que beneficios.”

CP/dpa
Editor: Enrique López Magallón