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Wiesbaden, la Niza del Norte

5 de mayo de 2004

La ciudad de los baños termales ha sido siempre el lugar indicado para los asuntos del dinero y la fama. En su suntuoso casino se han dado cita desde Wagner hasta Dostojewski.

Kurhaus en WiesbadenImagen: dpa

Wiesbaden es la ciudad de los millonarios desde que en 1907 nobles rusos se asentaron en la ciudad, antes de la Revolución de Octubre. A esto se debe la construcción de mansiones que hasta ahora imprimen señorío a barrios enteros. Apenas desde el siglo XVIII, Wiesbaden es considerada un balneario de gran importancia, aunque ya en los primeros siglos del Cristianismo los historiadores romanos mencionaban sus cálidas fuentes y de que los primeros datos de casas termales se remontan al año 1370.

Los lugareños adoran la elegancia del ambiente y las curas termales al mejor estilo del siglo XIX, y éstas seducen a los huéspedes. Las anchas calles, las amplias plazas, las elegantes casas y la exuberancia de los parques transportan al visitante a otras épocas.


Criminalistas y banqueros

Tras la Segunda Guerra Mundial, Wiesbaden no sólo se convirtió en el centro estadístico de Alemania; la Oficina Federal de lo Criminal (BKA) y diversos consorcios empresariales se establecieron asimismo en la estación termal. La riqueza y la arquitectura contribuyen a que la ciudad se convierta en un lugar ideal para hacer negocios. En la actualidad, para muchas empresas de seguros y consultoras, tener la sede central en Wiesbaden es una cuestión de prestigio indiscutible. La ciudad cuenta con un tipo de infraestructura que es la que los adinerados desean para vivir. Aquí los ricos viven en mansiones señoriales, alternan con personas que tienen sus mismos intereses y, además, tienen la posibilidad de gastar el dinero a su antojo en tiendas elegantes. No es de extrañarse que muchos banqueros de la cercana Fráncfort hayan optado por tener allí su domicilio.

Ciudad exquisita

Wiesbaden y sus elegantes fachadas

Los alquileres, la ropa o un bocadillo en un café ponen en evidencia que Wiesbaden es más cara. Allí todo cuesta más que en otras partes. No es que el dinero se encuentre en la calle, pero sí es omnipresente. Las calles, más que limpias, están impecables. Villas del siglo XIX han sido cuidadosamente restauradas y sus alquileres son altos. En las tiendas casi sólo se venden marcas exclusivas, a precios inasequibles. Pero si no se quiere pagar esos precios exorbitantes se puede ir a Fráncfort, que se encuentra a 30 kilómetros.

Como en la pasarela

Dicen las malas lenguas que los habitantes de Wiesbaden, se ven como salidos de una pasarela o de una revista de modas, con su peinado impecable, un maquillaje perfecto y lo más fino en ropa, joyas y calzado. Los forasteros que deambulan por el casco viejo de la ciudad se sienten observados. "¿Son o no son de los nuestros?", ésa es la cuestión.

¿Vino igual a inteligencia?

¿Qué dijo el experto inglés en vinos Hugh Johnson? „Quienes beben vino se ven bien, son inteligentes, sexis y sanos“. Y quien quiera afianzar en su persona estas cualidades encontrará en Wiesbaden el lugar adecuado. Wiesbaden está situada en Rheingau, una de las mejores zonas de cultivo vinícola de Alemania. Uno puede, previa inscripción, asistir a una cata de vino en una bodega, o de forma más espontánea, por medio de la “Straußenwirtschaft“ de paso por los viñedos. Este modo de degustar vino tiene una larga tradición en Alemania. En el año 800 el emperador Carlomagno autorizó por real decreto, que los vinicultores ofrecieran al público una parte del vino en cada vendimia. El decreto sigue aún vigente. Una escoba hecha de ramas que se coloca a la entrada de la casa de cada viñedo es la señal que indica que todo está listo para la “Straußenwirtschaft“. La casa abre sus puertas al público ofreciendo vino de producción propia y comidas simples, que en la mayoría de los casos preparan las mismas familias. Gotas exquisitas a precios humanos –si después uno se ve mejor y es más inteligente, tendrá que comprobarlo usted mismo... de preferencia en Wiesbaden.

Imagen: DW
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