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¿Y si los franceses rechazan la Constitución?

Mirra Banchón28 de abril de 2005

Los pro constitucionalistas se niegan a siquiera imaginarlo, pero ¿y si gana el no en Francia? ¿Cuál es el plan B?

¿Logrará vencer todos los obstáculos e imponerse?Imagen: AP

Los pro constitucionalistas prefieren no pensar en el muy posible rechazo francés a la Constitución Europea -que se traduciría en un rechazo general pues, según lo acordado a finales de octubre en Roma, basta que en un país gane el no para echar por tierra un proyecto que ha tomado años elaborar. Sin embargo, los repetidos sondeos de opinión en los que gane la negativa a una Carta Magna común, llevan hasta al más optimista a ver a los ojos a la realidad.

La pregunta que se plantea es, ¿qué pasa si gana el no?, ¿existe lo que se ha dado por llamar un plan B? Al parecer no existe, pues su existencia presupondría una tercera opción: la Europa como hasta ahora, la Europa con una Constitución Europea, y una Europa… con un Plan B. Lo que está claro es que de ganar el no, sigue rigiendo el Tratado de Niza, firmado en febrero de 2001.

Las primeras consecuencias

Jacques Chirac, presidente francés, haciendo campaña a favor del sí a la constitución.Imagen: AP

Claro queda también que políticamente sería una catástrofe para el ejecutivo francés, y que el presidente Chirac, según sus últimas declaraciones, a pesar de ello no dimitiría. Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair, en plena contienda electoral, también se pronunció ayer al respecto: en caso de que ganase el no en Francia, en Reino Unido no tendría caso hacer un referéndum sobre algo que ya no existe. Contrariamente, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca y Portugal han dado a entender que a pesar de que el no ganase en Francia, seguirían con sus proyectos de referéndum.

Clubes dentro del club

Franco FrattiniImagen: AP

Después de un fracaso tan rotundo del proyecto europeo, según analistas del Instituto para Estudios Europeos de Bruselas, está claro que algunos países intentarán seguir con el proyecto y las cooperaciones y la creación de grupos dentro del grupo encontraría terreno abonado. En ese mismo tono, de una mayor cooperación entre ciertos miembros en cuestiones como seguridad y defensa habló ayer el Comisario europeo de Justicia, Franco Frattini.

Ideas divergentes de los europolíticos

El primer ministro luxemburgués y presidente de turno de la Unión Europea, Jean Claude Juncker, aseguró por su parte que no habrá renegociación del tratado constitucional europeo si Francia vota no en el referéndum del próximo 29 de mayo. Juncker recalcó que Frattini se expresaba como miembro de la Comisión Europea, no en nombre de los Estados miembros de la Unión, y reiteró que el proceso de ratificación continuará, si bien reconoció que las ratificaciones que sigan al no de un Estado miembro se volverán cada vez más difíciles.

El Comisario europeo de Industria, Günter Verheugen, por el contrario, mantuvo la postura de Bruselas, argumentando que no puede haber Plan B, pues sería como estar clamando por una negativa al proyecto constitucional común. Más bien habría que esperar hasta finales de 2006, y ahí sacar balance. Renegociar el texto de la Constitución, sin embargo, no parece ser una opción, pues el resultado no sería demasiado diferente.

Los firmantes de la Constitución en Roma, octubre 30 de 2004Imagen: AP

Según el ex presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, que ganase el no representaría la “caída de Europa […] una catástrofe para la Europa social y económica, y también política, pues Europa sería marginada, porque no hay Europa sin Francia”. Francia, así las declaraciones de Prodi, no ha caído en cuenta de la suerte que tiene con Europa, sin ella París estaría sola. Por otra parte, Francia, Alemania o Italia no podrían hacer frente cada una por su lado a China, el gigante dormido que ha despertado.

Pero todas ésas son consideraciones demasiado abstractas para un electorado que vive de lo concreto. La gran visión de una Europa unida se ha hecho realidad, y no hay una nueva visión que convenza de sus bondades al electorado, quien tendrá en sus manos decidir si lo que toca ahora es empezar a urdir el plan B.

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