Antes de que Neil Armstrong se convirtiera en el primer hombre en pisar la Luna, ya los artistas soñaban con alcanzar las estrellas. Entonces, se inventó el género de ciencia ficción. En Alemania, apareció la serie del héroe Perry Rhodan, que se ha editado sin parar, semanalmente, desde el 8 de septiembre de 1961 hasta hoy. Pero nadie hablaba aún de arte cósmico o de “performances” en el espacio.

En el Renacimiento, científicos como Nicolás de Cusa, Nicolás Copérnico y Leonardo da Vinci abrieron de golpe la puerta al universo. El filósofo italiano Giordano Bruno (foto) afirmaba la infinitud del espacio exterior. Consideraba nuestro sistema solar como uno entre muchos. Por sus teorías, fue ejecutado por la Iglesia Católica en 1600.

Pero la Iglesia no pudo someter a la ciencia. De acuerdo con la nueva imagen heliocéntrica del mundo, investigadores y escritores crearon las primeras historias de ciencia ficción. En 1638 se publicó póstumamente la novela "El hombre en la Luna", del inglés Francis Godwin. Más de 300 años después, esa visión se hizo realidad y, aún hoy, muchos artistas siguen evocando la novela.

En novelas como "De la Tierra a la Luna", el francés Julio Verne (1828-1905) se adelantó a algunos inventos de la técnica de cohetes. Verne es considerado el padre de la novela de aventuras técnico-utópicas y uno de los fundadores del género de ciencia ficción. Los cineastas recurren una y otra vez a obras como "Veinte mil leguas de viaje submarino".

Ya en 1902, el director Georges Meliès se inspiró también en Julio Verne para recrear un viaje a la Luna. En la cinta, los astronautas viajan al espacio en una cápsula y aterrizan justo en un ojo de la Luna. Escenas de esta cinta han sido citadas recurrentemente con posterioridad.

El pintor ruso Kazimir Malévich creó el "Cuadrado negro" (1914/1915), un ícono del arte moderno. ¿Qué tiene que ver con el espacio? El arte abstracto era para Malévich la expresión de una visión extraterrenal, de la idea del alejamiento de la realidad de los materiales hasta el punto de la casi religiosa paz de la ingravidez.

La película muda “La mujer en la Luna”, de la leyenda del cine alemán Fritz Lang, desató una ola de interés por el espacio en la República de Weimar, en 1929. Pero la Segunda Guerra Mundial acabó con las ilusiones de viajar a la Luna.

En el año 2200 comienza la serie estadounidense de culto "Star Trek", un ícono de la ciencia ficción televisiva. La nave USS Enterprise es el símbolo de esta serie de los años 60. Tras el aterrizaje lunar de 1969, la tripulación del capitán Kirk se convirtió en un fenómeno de la cultura pop.

También la arquitectura incorporó ideas utópicas de la ciencia ficción, como en esta “Casa del Futuro”, de una habitación, desarrollada por el finés Matti Suroonen en 1968. El artista alemán Charles Wilp, un apasionado del espacio, se hizo montar una de estas cápsulas en el techo de su casa. Esta puede ser admirada hoy en un museo de la localidad de Witten, en Westfalia.

La artista alemana Ulrike Arnold, de Düsseldorf, trae el espacio a la Tierra. Emplea material cósmico –polvo de meteoritos suministrado por un investigador estadounidense- para confeccionar sus obras. A veces lo mezcla con arena del río Rin para juntar, como en este tríptico, el cielo y la Tierra.

En la última década ha crecido el interés por “usar culturalmente” el espacio exterior. El colectivo artístico esloveno "Delak", por ejemplo, desarrolló la idea del "Postgravityart", el arte de la ingravidez. Los artistas presentan sus ideas sobre satélites artísticos, los llamados "Umbots" (foto), en el Museo Libre de Berlín.

Según los planes del visionario Hermann Noordung (1892-1929), “Delak” construyó en Eslovenia el Centro Cultural para Tecnología Espacial Europea. Su objetivo: enviar artistas al espacio. El proyecto teatral "Noordung 1995-2045" es parte de la idea: cada diez años se realiza una presentación; la última debe ocurrir en el espacio. Si un artista de los participantes muere lo sustituirá una melodía.

La organización artística londinense "The Arts Catalyst" hace crítica de la ciencia con proyectos como "Moon Goose Analogue", de Agnes Meyer-Brandis. La artista se inspiró en la historia de ciencia ficción "El hombre en la Luna", en la que una nave es tirada por "gansos lunares". Para la instalación, crió once gansos con nombres de astronautas.

El músico y compositor de Colonia, Alemania, Rochus Aust también se siente atraído por lo cósmico. Con su grupo Re-Load Futura (foto), se dedica ahora a la música experimental y salió de gira mundial con el proyecto "Export Cars to Mars?".