Zapatero cumple su promesa
19 de abril de 2004Sabido era que el nuevo presidente del gobierno de Madrid se proponía retirar a las tropas españolas de Irak, si su misión no quedaba cubierta por un mandato de la ONU. No obstante, el anuncio que formuló José Luis Rodríguez Zapatero fue sorpresivo. En primer lugar, porque fue la primera decisión que adoptó, apenas asumió el cargo. Y, en segundo, porque él mismo había fijado la fecha del 30 de junio como plazo para hacer efectiva la medida, si no se entregaba el mando a las Naciones Unidas.
Reacciones en Europa
Los argumentos de Rodríguez Zapatero son sólidos: España no mantendrá soldados en territorio iraquí "a espaldas de la voluntad de los españoles". Por mucho que disguste a Estados Unidos e inquiete a Polonia, que tiene el comando del sector donde se encuentran las tropas hispanas, el paso demuestra coherencia política. La población -que en su día se opuso por abrumadora mayoría a la guerra contra Irak- de seguro aprecia que el dirigente socialista cumpla lo prometido durante su campaña.
Éste es el aspecto que destacó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores alemán, Walter Lindner, quien defendió a Madrid de cualquier reproche de haberse doblegado frente a la amenaza terrorista. Mientras las autoridades alemanas no quisieron ir más lejos en su evaluación de la medida, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, la aplaudió abiertamente, calificándola de "una fuerte presión para acelerar la solución en un período de tiempo breve". Hablando en un acto de la izquierda italiana, Prodi afirmó que "España, con esta decisión, ha vuelto a nuestra línea", aminorándose la "ruptura" que había impedido a Europa tener una postura conjunta frente al conflicto iraquí.
¿Efecto dominó?
Los aproximadamente 1.300 españoles no alcanzan a representar ni un 0,9% de las fuerzas de ocupación, que ascienden a unos 145.000 efectivos. Por consiguiente, su regreso a España no constituye ciertamente un debilitamiento sustancial de las fuerzas emplazadas en Irak. Eso no implica, sin embargo, que no vaya a tener consecuencias. A la retirada española podría seguir pronto la de los cerca de 1.200 efectivos latinoamericanos de la Brigada Plus Ultra.
Para Polonia, que tiene el comando de la zona donde operan, surge el dilema de cómo reemplazar a los que se vayan. Hasta el momento no hay ningún país dispuesto a enviar tropas de relevo, menos aún considerando que esa región, originalmente considerada tranquila ya que está habitada por chiítas, ahora también se ha vuelto insegura. Pero el problema que se plantea no es de índole militar, sino política. Mientras más en evidencia queda que no había un concepto claro para la postguerra, más difícil se volverá para Estados Unidos mantener la cohesión de sus aliados. Porque no es la amenaza terrorista lo que la pone en peligro, sino la falta de una estrategia política con amplia base en la comunidad internacional.