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Zentel: “Los primeros en morir en Yemen son los niños”

Rahel Klein
26 de octubre de 2018

Mientras el mundo sopesa sancionar a Arabia Saudita por el caso Khashoggi, la guerra en Yemen recrudece. DW habló con el secretario general de la ONG CARE, Karl-Otto Zentel, a su retorno de Yemen.

Jemen |  Unterernährtes Kind
Imagen: picture-alliance/dpa/Xinhua/M. Mohammed

La Organización de las Naciones Unidas sostiene que la guerra del Yemen ha dado pie a la peor crisis humanitaria del mundo. El conflicto en sí empezó en septiembre de 2014, cuando los hutíes expulsaron de Saná a Abdo Rabu Mansur Hadi, reconocido internacionalmente como el presidente legítimo de Yemen. Una coalición de fuerzas liderada por Arabia Saudita se involucró en el enfrentamiento en marzo de 2015 y ha terminado por admitir que orquestó ataques que le quitaron la vida a muchos civiles. Mientras el mundo sopesa sancionar a Arabia Saudita por el caso Khashoggi, la guerra sigue cobrando víctimas en Yemen. DW habló sobre esta materia con el secretario general de la organización humanitaria CARE, Karl-Otto Zentel.

DW: Señor Zentel, usted es uno de los pocos expertos alemanes que ha estado en Yemen recientemente, tanto en el norte como en el sur del país. Esta semana, el ministro alemán para el Desarrollo, el socialcristiano Gerd Müller, le reprochó a la comunidad mundial el haber fracasado de cara a la cuestión yemení y el haber permitido que una catástrofe humanitaria estallara en ese lugar. ¿Recibe esa nación suficiente apoyo de Alemania o es que este Estado europeo sólo es bueno para criticar a otros?

Karl-Otto Zentel, secretario general de CARE International.Imagen: DW/I. Wendt

Karl-Otto Zentel: Alemania está comprometida con Yemen. En 2017, el Ministerio de Exteriores de Alemania aprobó la inversión de 42 millones de euros en proyectos de ayuda y eso hay que destacarlo. Por otro lado, al considerar las dimensiones de la tragedia yemení –que pone a la mitad de la población local en riesgo de sufrir hambre, según la ONU–, esos recursos económicos no bastan.

¿Qué debería hacer Alemania para ejercer presión sobre las partes que hacen la guerra? Hace poco, la canciller Angela Merkel se pronunció a favor de congelar las negociaciones para exportar armamento a Arabia Saudita, pero lo hizo debido a la presunta implicación del Gobierno de Riad en el asesinato del periodista árabe Jamal Khashoggi. ¿Alcanza el llamado de Merkel?

Lo más necesario en Yemen en este instante es un alto el fuego inmediato para que la ayuda humanitaria que ya llegó a los puertos del país pueda ser distribuida en el resto de su territorio. La ONU informó que había suficientes alimentos en almacenes como para abastecer a 3,7 millones de personas por un mes. Pero Yemen también necesita que se garantice tanto el comercio de alimentos y otros bienes de primera necesidad como la libertad de desplazamiento para que la gente que está pasando necesidad tenga acceso a esos productos. Yo basaría las exigencias políticas en esas necesidades e instaría a Alemania y al resto de los países del mundo a que ejercieran toda la presión posible para que las partes en conflicto suspendan los enfrentamientos.

Usted estuvo en Yemen hace un año y medio. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

Hay más personas desplazadas de sus hogares; de nuevo hay gente huyendo bajo condiciones muy duras. En las ciudades se ve a más indigentes buscando comida en los basureros, incluso de día; ese no era el caso hace dieciocho meses y eso implica que las reservas que tenían muchas familias ya se agotaron, pese a que la estructura social en Yemen es muy fuerte.

En las regiones dominadas por los rebeldes, los empleados estatales dejaron de recibir salarios hace años. A eso se suma que la moneda nacional se ha devaluado considerablemente y los precios han subido mucho. Después de todo, buena parte de los productos de primera necesidad son importados.

Cuando visité Yemen hace un año y medio nos percatamos de que, en general, las condiciones higiénicas eran muy malas; pero esa situación ha empeorado en las ciudades porque la infraestructura no recibe mantenimiento. Eso se manifiesta en la abundancia de desechos en las vías públicas y en el enorme problema causado por las aguas residuales.

Debo decir que en este último viaje a Yemen recibí los primeros reportes de gente pasando hambre en el sentido literal del término; de eso tampoco habíamos oído hace dieciocho meses. En aquel momento se registraban muertes, claro, pero éstas eran el producto de una combinación de factores como las enfermedades y una alimentación deficiente, por ejemplo. Ahora estamos ante una desnutrición aguda que golpea principalmente a los niños. Los primeros en morir en Yemen son los niños.

En septiembre fracasó una nueva ronda del proceso de paz en cuyo marco negociaban el Gobierno de Yemen y los rebeldes hutíes. ¿Hay indicios de que futuras conversaciones puedan propiciar una tregua?

Las conversaciones que la ONU intentó moderar a través de sus enviados especiales no avanzaron. Esa es mi impresión. Yo temo que estamos muy lejos de un desarrollo positivo. Para que el proceso de paz tenga lugar es necesario reconocer el sufrimiento de la población civil. Pero, a mis ojos, cabe suponer que a ninguno de los bandos que hoy se combaten mutuamente les importa la suerte de la población civil.

(ERC/ERS)

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